MITO: Si necesito lentes es porque
tengo los ojos mal. Acabaré quedándome "ciego".
REALIDAD:
Aunque le suene a más de uno muy fuerte, la verdad es que es de las
más recurrentes. Cuando lo que tenemos son únicamente ametropías
(es el nombre de los defectos de refracción, es decir, aquellos que
se corrigen con lentes correctoras, como son la miopía,
hipermetropía y astigmatismo) nuestro ojo no está enfermo. Los ojos
están perfectamente sanos, sólo necesitan una pequeña corrección.
(otra cosa que se ve al ponerse gafas por primera vez) En todo
momento, lo importante es tener buena visión, independientemente si
necesitar más o menos graduación.
MITO: Me esta subiendo la
medida, Tengo un problema grave y tengo que ir al oftalmólogo a que
me cure.
REALIDAD: El hecho de que crezca la graduación de
forma leve no significa necesariamente que se tenga una enfermedad.
La salud ocular no tiene porqué estar relacionada a la graduación,
sí es cierto que existe una enfermedad llamada miopía magna en la
que si que hay unas subidas importantes en el valor de la miopía.
Esta enfermedad se detecta desde la lactancia. No hay que confundir
esto con subidas de graduación leves, en épocas de mucho estudio o
cuando se está creciendo. El ojo, durante su desarrollo, puede
cambiar desde los 6 hasta los 22 años, aunque la graduación puede
cambiar hasta los 30. En cualquier caso lo mejor es consultar con tu
oftalmologo para saber si la subida está relacionada con causas
ambientales que se pueden corregir, incluso con ejercicios
específicos que pueden detener esa progresión. La clave está en
exámenes periódicos de la vista y en hacer todas las preguntas que
se quiera a tu profesional de la visión.
MITO: No hace falta
revisarse la vista mientras vea bien. Lo haré cuando sea
mayor.
REALIDAD: Muchos de los problemas más graves de la
vista no cursan con pérdidas evidentes de visión. Cuando se tiene
mala agudeza visual, muchas veces no se sabe simplemente porque “se
esta acostumbrado a ver mal”. Hasta que no se le hace un buen
examen visual no se detectan muchos problemas que para nosotros
pasaron inadvertidos, e incluso evitar muchas molestias que no
relacionábamos con la visión.
Además, muchas de las
enfermedades de la vista pueden ocurrir en cualquier momento y un
diagnóstico precoz es clave para evitarlo. Por ejemplo, quienes
tengan antecedentes familiares o predisposición anatómica, pueden
desarrollar glaucoma, enfermedad que puede provocar ceguera, el cual
no da señales hasta cuando está muy avanzado. Se insiste con los
exámenes regulares para que no haya ningún problema.
MITO:
Siempre me ha dolido la cabeza. Pero eso no tiene que ver con la
vista.
REALIDAD: En este caso puede sorprender, pero la gran
mayoría de los síntomas astenópicos de la actualidad (dolor de
cabeza, picor de ojos, malestar…) están relacionados con la visión
en su mayoría. Existen pequeñas ametropías (o no tan pequeñas)
que el ojo corrige haciendo un gran esfuerzo, usando el mecanismo de
la acomodación para conseguir una visión nítida. Esto implica
estar usando continuamente unos músculos internos del ojo, los
cuales al cabo del tiempo provocan fatiga ocular que se extiende por
toda la cabeza. Detectar esas ametropías puede llevar a que, con
simplemente ponernos unas gafas todo el tiempo (o sólo cuando se
trabaja la vista en cerca) nos puede evitar una cantidad de síntomas,
mejorando nuestra calidad de vida.
MITO: Si te pones lentes ,
al final el ojo se acostumbra, te haces dependiente de ellas y la
medida te aumentará.
REALIDAD: Esta idea es de las más
falsas. Si tienes un defecto de refracción y no se pone la
corrección adecuada, es cuando corremos el riesgo de que la
graduación vaya a más o, mucho peor, que la vista utilice
adaptaciones sensoriales para poder ver más cómodamente, como es la
supresión (sólo se usa un ojo) , incluso cuando creemos que vemos
bien podemos estar necesitando una corrección para poder equilibrar
el sistema visual y no nos provoque problemas en el futuro. La
dependencia de gafas no es más que una consecuencia de querer ver
bien, en muchos casos hay gente que prefiere ver mal por tal de no
usar lentes.
MITO: Cuando me hice los lentes no veía bien y
me dolía la cabeza, dejé de usarlas y mejor sin ellas.
REALIDAD:
Esto suele pasar muy habitualmente con gente que se pone lentes por
primera vez. Lo que ocurre es que el ojo necesita readaptar el
sistema visual alterado por una situación nueva. El ojo nos “engaña”
diciendo que vamos bien y cuando le colocamos la corrección necesita
muchas veces de un tiempo de adaptación variable que puede oscilar
de uno o dos dias a dos o tres semanas (normalmente no es tanto) Pero
lo que si que está claro es que si no se va bien hay que ir a la
óptica cuantas veces sean a que comprueben que puede estar mal. Hay
muchas cosas ajenas a la propia graduación que pueden provocar esos
síntomas, como son el montaje, montura inclinada, medida de la
distancia interpupilar, estado de las lentes… incluso que por error
se haya colocado la graduación mal. Todo eso puede ocurrir porque
somos personas humanas que se pueden equivocar y que siempre
reconocerán su error y tratarán de solucionarlo. Por eso el error
es no acudir a la óptica a decirlo.
MITO: Si un niño juega a
converger sus ojos, pueden acabar quedando así.
REALIDAD:
Este es uno de los mitos más comunes transmitidos de madre a hijo y
casi todos los hemos oído. El estrabismo es la pérdida de
paralelismo de los ojos, que puede estar provocado por un problema
funcional, muscular o neuronal. Los dos ojos no miran hacia una misma
dirección, lo mismo que ocurre cuando nos ponemos bizcos. Sin
embargo, el estrabismo no se causa por poner los ojos de esta manera,
esto sólo hace que los músculos extraoculares hagan un esfuerzo
momentáneo grande, pero luego se vuelve a quedar como estaba. Sin
que se parezca en nada, se podría comparar con que si nos abrimos en
exceso de piernas no podremos cerrarlas en un momento dado. Las
causas del estrabismo deben de ser controladas por el especialista de
la visión binocular, que en la mayoría de las veces es tu
oftalmólogo de confianza que hará el tratamiento oportuno.
MITO:
Lo mejor para la vista son las zanahorias. Hay que comerlas para
tener buena vista y, si las comes, no tendrás problemas.
REALIDAD:
Aunque es verdad que las zanahorias son ricas en vitamina A, que es
fundamental para la vista, hay muchos otros alimentos que son ricos
en esta vitamina (por ejemplo, los espárragos, los albaricoques, la
leche, el huevo, la mantequilla, los cereales, la calabaza, el
brócoli, las espinacas…). Sin embargo, el consumo en exceso de
esta vitamina puede ser dañino. Por tanto, la mejor alimentación
para la vista es una buena dieta equilibrada.
MITO: Después
de operarte de cataratas, puede suceder que se te ensucie la lente y
haya que limpiarla.
REALIDAD: Este es una “mentira piadosa”
extendida desde hace unos años en el colectivo de oftalmología,
para no alarmar al paciente. Lo que en realidad ocurre a los años de
operarte que te provoca mala visión es una catarata secundaria,
normalmente en la cápsula posterior (que es la que se queda intacta
tras la operación). La intervención, eso sí, no es el mismo tipo
que la que se realizó la primera vez, sino mucho más simple. Sólo
se limpia la catarata posterior, dejando la visión perfecta. Sí que
puede pasar que se le adhiera material o pacificado a la lente
intraocular, en cuyo caso se sustituye por otra (un procedimiento
habitual).
MITO: La lente de contacto se pueden quedar detrás
del ojo.
REALIDAD: La primera idea está muy extendida por la
gente en general que desconoce el tema. Es completamente falso y
físicamente imposible. Existe una membrana que cubre el ojo en su
superficie anterior (conjuntiva) que conecta el ojo con el interior
del párpado, por lo que haría de “barrera” por si se va la
lente del centro. Lo que es muy complicado, ya que la lente se
recoloca sola en el centro por sí sola (a no ser que se pliegue, que
tampoco suele ser común que se quede así porque la gran mayoría de
las veces se sale sola del ojo) .Es una leyenda típica de alguien
que se le ha caído la lente y, al no encontrarla, no encuentra otra
explicación.
MITO: Para poder ponerse lente de contacto hay
que esperar a que tenga una edad mínima, para evitar dañar los
ojos. En persona mayor es peligroso.
REALIDAD: Es falso. La
lente de contacto no provocan daño si se usan adecuadamente y
respetando las normas de higiene y las reposiciones pertinentes. Los
niños no tienen contraindicado usar lentes de contacto. Lo que sí
es cierto es que necesitan un grado de responsabilidad y realizar una
serie de rutinas que son imprescindibles para que no haya ninguna
complicación. Nos sorprenderíamos de lo bien que aprenden los niños
comparado con muchos adolescentes que ya tienen una “edad
prudente”. En cuanto a los mayores, no es peligroso en absoluto, sí
que es verdad que hay que vigilar de forma más exhaustiva las
superficies oculares, y vigilar la sequedad ocular que pueda llevar
problemas de adaptación.
MITO: Sabiendo las lentes de
contacto que me llevé la última vez, puedo pedirlas de cualquier
forma sin problemas, ya que las llevo bien.
REALIDAD: Esta es
una práctica muy común en usuarios de lentes de contacto que, tras
la primera adaptación, se busca las lentes por Internet y las compra
así durante años. Es cierto que puede que no varíe ni la
graduación ni el tipo de lente que se necesita, pero esta práctica
puede resultar peligrosa si no tiene un examen ocular periódico. Se
pueden pasar por alto problemas que al principio pudieron pasar
inadvertidos o que aparezcan después. Para el cuidado de su vista lo
mejor es ponerse en manos del especialista y ver las lentes de
contacto como productos sanitarios y no como medias. Advertir también
de la compra de lentes de contacto de colores fuera del canal
obligatorio que es pasar por la óptica para que le vea el
profesional de la visión.
MITO: Lo mejor para la
conjuntivitis son lavados con manzanilla.
REALIDAD: Esta es
una práctica muy común desde nuestras abuelas. En cualquier caso,
siempre que se tenga cualquier problema o molestia ocular lo mejor es
acudir al especialista para que le haga un diagnóstico y le de un
tratamiento. Para empezar, la gran mayoría de los problemas oculares
empiezan con síntomas similares a los de la conjuntivitis. Por lo
que primero tendríamos que tener un buen diagnóstico. Lo que sí
que es cierto es que la manzanilla tiene propiedades calmantes que no
son dañinos para los ojos (realmente no cura pero sí alivia los
síntomas) aunque el agua utilizada tiene que estar previamente
calentada para así matar los gérmenes, además de usar agua de
botella que respetará mejor el pH de la lágrima (aunque no sea el
mismo, es mejor que el agua del grifo).
MITO: Las gafas de sol
o los lectores en los mercados no hacen daño, yo las uso y no tengo
ningún problema. En la playa es cuando hay que tener más cuidado,
porque es donde más daño hace el sol o los lectores me resuelven
todos mis problemas de cerca.
REALIDAD: Hay que tener mucho
cuidado con las gafas de los puestos ambulantes. Numerosos estudios
recientes nos desvelan la insuficiente protección que otorgan estas
lentes, siendo mucho más peligrosas cuanto más oscuras son (las
pupilas se dilatan a falta de luz, por lo que entra el doble de
radiación dañina). Se podría decir que es mejor no llevar nada que
llevarlas. En la playa y en cualquier sitio se necesitan proteger la
vista de los rayos utravioleta, ya que existe el problema todo el
año, incluso en días nublados (aunque es verdad que en verano los
rayos son más perpendiculares y, por tanto, más peligrosos) La
exposición sin protección a estos rayos son un factor de riesgo
para el desarrollo de quemaduras en ojos, conjuntivitis, daño en
cornea y retina, así como el desarrollo de degeneración macular y
cataratas. Esta creencia de sólo usar gafas de sol en la playa se
parece a la de echarse crema protectora bronceadora de alto factor.
En cuanto a las gafas premontadas de mercado: No son gafas
personalizadas que corrijan los problemas, quizás sólo creamos que
vemos bien. Estas gafas tienen una graduación igual en ambos ojos y
además sólo esférica (no corrigen astigmatismo). No es tan
frecuente que se tenga la misma graduación en los dos ojos y sin
astigmatismo. Por lo que lo mejor es que se pase por la óptica a que
se le haga un buen examen visual.
MITO: Leer con poca luz
causa daño permanente en los ojos.
REALIDAD: Este mito sí
que se ha extendido mucho tiempo. No se ha encontrado evidencias de
problemas graves en la salud ocular al leer con poca luz, ahora, lo
que sí que es verdad es que el ojo lo sometemos a una gran fatiga
visual que tenemos que evitar.